Megamillonario que, francamente, no sé cómo ha llegado a serlo: Sin cumplir un año como dueño de la red social que, se ponga como se ponga, seguimos llamando Twitter, ha palmado más de la mitad del valor de la compañía. Cada decisión, empezando por los despidos masivos y siguiendo por la implantación de normas de uso y condiciones a cada cual más abracadabrante, ha ido acompañada de un tantarantán en la cuenta de resultados. Su último gran plan consiste en empezar a cobrar a los nuevos usuarios (por lo menos, a algunos; no se sabe a quiénes exactamente) un euro al año. Se justifica asegurando que es la forma de evitar que operen los llamados bots, falsos usuarios que se dedican a difundir basura ideológica troche y moche. Si no lo conociéramos, quzá hasta le creeríamos un poquito.