NARCISISTA con balcones a la calle: Poco o nada me va a sorprender de un fulano que para justificar lo mal que le cae a medio mundo se agarra al comodín del “me tienen envidia porque soy guapo y rico”, pero la que está liando para que le anoten un gol que claramente metió su compañero Bruno Fernandes bate varios récords de chulería, arrogancia y, desde luego, insolidaridad. Pero, sobre todo, de ridiculez, porque hay que ser cutre para defender que, en el salto, su pelo llegó a tocar el balón antes de entrar en la portería de Uruguay. La tecnología ha demostrado en mil y una tomas desde chopecientos ángulos que ni rozó el esférico. Una vez más, la culpa no es solo suya. La comparte con la legión de mendrugos que lo consienten.