POLÍTICA imputada por corrupción: Si no había motivos para tener una gran opinión sobre usted, ahora tenemos una aproximación mayor a su ausencia de principios. No contenta con resistirse a dimitir como presidenta del Parlament pese a las mil evidencias en su contra o por tener como sicario a un tipo que encerró a una periodista en un camerino para amedrentarla, ha dado el visto bueno a la contratación como perito del secuestrador, torturador y asesino de Yolanda González, Emilio Hellín. Que pida sopitas a un ultraderechista español que, sobre todo, no ha mostrado el menor signo de arrepentimiento de sus fechorías es un brutal retrato de sí misma. También de su abogado y, por añadidura, de los procesistas de salón que justifican lo injustificable.