Por higiene mental, hoy paso de puntillas por la moción esa que ustedes saben y que, felizmente, terminó ayer. Me resultan de más sustancia los entrecomillados sobre la dimisión de María Gámez al frente de la Guardia Civil.

"En la Guardia Civil la honradez es la norma desde hace más de 178 años"

Editorial de La Razón

El editorialista de La Razón corre con el jabón y estropajo a limpiar el buen nombre de muy benemérita y tricorniada institución: “Ciertamente, ninguna institución humana es inmune a la mala conducta de alguno de sus miembros, pero en la Guardia Civil la honradez es la norma desde hace más de 178 años y, al menos, el actual Gobierno de la Nación debería haber tenido en cuenta esa realidad incontrovertible antes de echar barro sobre la Institución. Ya que no se retribuye decentemente a nuestros guardias civiles y se les regatean los medios materiales para que puedan desempeñar su esencial labor de protección de la ciudadanía, al menos, no insultarles, colocándoles bajo la lupa inquisidora de los herederos de la banda etarra”. Ya, ¿y qué hacemos con las decenas de pufos verdeolivas que está aflorando?

En su homilía de la contra, el director del diario azulón aporta su granito en forma de propuesta. Según Francisco Marhuenda, los uniformados deberían en su cúpula a otro urniformado: “Estamos hablando de la Guardia Civil, no de una subsecretaría o una secretaría de Estado, dicho con todo el respeto, que no tendría un impacto tan enorme ante la opinión pública. Por tanto, una de las cosas que debería hacer el próximo gobierno, con el apoyo del principal partido de la oposición, es establecer una reforma legal para que los cargos por debajo de secretario de Estado sean ocupados, sin excepción, por funcionarios siguiendo, estrictamente, el criterio de mérito y capacidad”. La pregunta es qué garantiza eso. El cabecilla del pufo mediador es un general de división lleno de condecoraciones.

José Antonio Vera aprovecha para chapotear entre velocidad y tocino: “No, pero a Patxi, que ya sabía que la directora del benemérito instituto iba a dimitir, se ve que lo de la corrupción en su partido le da bastante igual. «Qué más da», Patxi, si amén del Tito Berni pudiera ser también el marido de la directora general, o-vaya-usted-a-saber. Se desconoce si por eso gritaba tanto ayer en el Congreso”.

ABC, además de apuntarse el tanto de haber difundido las noticias que han terminado la dimisión, se esfuerza en editorial para que parezca que el marrón no afecta a la Guardia Civil, sino a su ya exdirectora: “La Guardia Civil es precisamente la coartada utilizada por el PSOE en el Congreso para tratar de desviar la atención sobre los escándalos de Curbelo para la compra de favores en el 'caso mediador', y derivarla justo hacia las irregularidades en la Guardia Civil. El silencio de Gámez desde el inicio de las investigaciones dadas a conocer por ABC era llamativo. No tenía sentido no dar una sola explicación pública porque las acusaciones del Juzgado ya eran graves hace semanas. Si las imputaciones son inciertas, a Gámez le habría bastado con replicar y defender la inocencia de su marido y de sus cuñados. Y si son ciertas, la dimisión llega tarde, por razonable que sea”.

Aunque informa sobre el asunto, El Mundo se pone de perfil y la única pieza opinativa que le dedica es una reseña con flecha hacia abajo en la sección Vox Populi: “La directora de la Guardia Civil deja su cargo por sorpresa después de que un juez citara a su marido en relación con irregularidades en adjudicaciones de la Junta de Andalucía. El instituto armado atraviesa un momento crítico, inmerso en escándalos como el caso Cuarteles o el caso Mediador”.

"La directora de la Guardia Civil le arruina al PSOE su momento de gloria tras la moción"

The Objective

En The Objetive encontramos una curiosa forma de interpretar la noticia. “La directora de la Guardia Civil le arruina al PSOE su momento de gloria tras la moción”, se lee en el titular una pieza destacada en la portada digital. Aquí tienen el desarrollo en letra menuda: “El protagonista del día iba a ser, en cualquier caso, Pedro Sánchez, exultante tras tumbar la segunda moción de censura en su contra en una sola legislatura, la sexta en toda la historia de nuestra democracia. Los principales medios del país no tendrían más remedio que resaltar este hecho. Pero algo se torció: casi al mismo tiempo que se anunciaba que la moción no juntaba ni de lejos los suficientes votos para tumbar al presidente, María Gámez anunciaba su dimisión al frente del Instituto Armado, un cargo que asumió en enero de 2020”. A-já.

Luis Ventoso entra al asunto en El Debate tirando de memoria, pero dejando limpio como la patena el cuerpo en que no dejan de salir casos de corrupción como setas: “Es la segunda vez que un director de la Benemérita nombrado por un presidente socialista cae por corrupción. El anterior fue el contumaz, esforzado y temerario pícaro Luis Roldán, una leyenda del choriceo patrio. Aquello ocurrió en el crepúsculo del felipismo, y hoy asistimos a la descomposición del sanchismo, aunque se intente encubrir a golpe de soberbia y propaganda”.