El pujante puerto de Bilbao llegó al primer cuarto del siglo XX con dificultades para absorber el tráfico que generaba la incesante actividad económica de la comarca de Bilbao. En aquel momento el puerto bilbaino se circunscribía a muelles a un lado y otro de la Ría, ya que la salida de la actividad portuaria hacia el exterior todavía tardaría algunos años. La solución más razonable en ese momento fue la prolongación de los muelles creando un canal que se separara de la propia Ría para volver a unirse a ella pasados dos kilómetros. Ello supondría una nada desdeñable ampliación de cinco kilómetros de nuevos muelles. Les hablo del siglo pasado, ya ven. El nuevo canal de Deusto es otro cantar y nada tiene que ver con mundo fabril, industrial y naviero que ya quedó atrás. Hoy el canal de Deusto responde a otras preguntas. 

El anuncio de que licitan los pisos para jóvenes a construir en su ribera expresa cómo ha cambiado todo. En la actualidad, la búsqueda de un piso se ha convertido en una de las navegaciones más emblemáticas de la juventud. Atravesar el umbral de la adolescencia hacia la edad adultaimplica, entre otras cosas, la búsqueda de un espacio propio, un refugio donde construir sueños y forjar identidades. Sin embargo, en un contexto donde los precios de la vivienda se disparan y la oferta parece escasa, esta búsqueda se transforma en un verdadero desafío. 

Los pisos para jóvenes, esos pequeños nidos sembrados de promesas de independencia, son a menudo un reflejo de la realidad social y económica que enfrentan las nuevas generaciones. En muchas ciudades (y Bilbao no es la excepción...), el alquiler se ha convertido en un lujo, y la juventud se ve obligada a compartir espacios reducidos con compañeros de piso, convirtiendo la convivencia en una experiencia tanto enriquecedora como complicada. Es el signo de los tiempos. Y los pisos son deseados como oro molido.