FUE una de las ganzúas más eficaces de cuantas descerrajaron los cofres en los que estaba guardado el euskera bajo siete llaves, como si sobre la lengua del pueblo vasco penase una prohibición mayúscula, el sambenito de un idioma de mil demonios. Hoy el euskera avanza en las calles, se habla y se escucha cada día con más frecuencia pero por aquel entonces, hace ya 50 años, su uso era una práctica de hierro candente. Quemaba. Fue entonces, en los días negros, cuando Bilbao Zaharra euskaltegia, asentada hoy en el palacio de Gortazar, levantó la mano y gritó algo así como ¡Es la hora! y se sumergió en las enseñanzas de un idioma que durante tanto tiempo hubo de hablarse entre sombras. Ellos arrojaron luz.

Era párroco de la iglesia de Saint-Michel-le-Vieux y un hombre de arrestos que vivió prisión y el comienzo de un sueño: difundir el euskera a los cuatro vientos. La historia recuerda a Bernat Etxepare, hijo de Garazi, como autor de Linguae Vasconum Primitiae, primer libro impreso en lengua vasca, publicado en 1545 en Burdeos.

Las viejas palabras de Etxepare –“todo aquel que hable euskera que alce la cabeza”...– que en cierta ocasión le oí recordar a Bernardo Atxaga retumbaban ayer en el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao. Con qué orgullo de cabeza arriba se les vio a Sabin Egileor Totorika, Koldo Zuazo, Aitor Argarate, Peru Alberdi y Agustin Txurruka y a los descendientes de aquellos pioneros; con cuánta ilusión acudieron a recoger la distinción por medio siglo de luchas y enseñanzas, por cincuenta años de entrega a la difusión del euskera.

No fueron los primeros, claro que no. A mediados del siglo XIX llegó al País Vasco el príncipe Luis Luciano Bonaparte, sobrino del emperador. Alejado de los instintos imperialistas de su apellido, no trajo consigo armas ni ejércitos. Luis Luciano venía enamorado... ¡el euskera había conquistado su alma! Tal fue su interés que esa lengua viva, antigua y misteriosa despertó en él que, rodeado de una Academia Ambulante, se dedicó a clasificar científicamente los dialectos de la lengua hablada de los vascos. ¿Puede decirse que ése es uno de los embriones de Euskaltzaindia? Puede. Pero a la calle la sacaron estos hombres de ayer.