ES un milagro, dicho sea con los números en la mano. No por nada Bilbao ha hecho juegos malabares para el futuro. Quiere decirse que Bilbao ha diseñado un presupuesto realista y responsable, preparado para hacer frente a los retos de futuro y la incertidumbre económica actual; la ciudad contará el próximo año con las cuentas más altas de su historia, manteniendo la deuda a cero. Es todo un prodigio en el manejo de la caja de caudales. La idea es aplicar un marcado carácter social y de servicio público a los presupuestos actuales y Bilbao parece demostrar sus habilidades para salir adelante.

La idea es la de diseñar un plan ajustado a las necesidades de la ciudad y acorde con el dinero disponible entre la gente que está a la espera de construir un año que se amolde a las necesidades de la ciudad. Es necesario tener ojo avizor. No por nada, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto tiene claro que hay que ser conscientes de la actual situación de incertidumbre económica, Aburto ha hecho hincapié en que uno de los principales objetivos de este presupuesto de 2023 es, “adelantarnos, mediante una buena gestión de los recursos” a esos retos. Con 663,5 millones de euros, Bilbao contará el próximo año con el presupuesto más alto de su historia manteniendo, un año más, a cero la deuda.

Este Bilbao que se avecina, permítanme que les recuerde una historia del ayer. No en vano, Oliver Wendell Holmes, un médico de profesión que se ganó fama como escritor y se convirtió en uno de los poetas estadounidenses más reconocidos del siglo XIX, fue el que nos lanzó la recomendación de salida. Con mucha verdad por delante. No en vano, el hombre british puntualizó que lo bueno no es poner interés en el dinero, sino poner tu dinero a interés. Bien saben que la forma más rápida de doblar tu dinero es plegar los billetes y meterlos en el bolsillo pero ahora no es suficiente. Bilbao bien sabe que de hombres es equivocarse en los números; y de locos, persistir en el error.

Bilbao no ha caído en este tropiezo. La ciudad bien sabe que ahorrar no es solo guardar, sino saber gastar y que barco en varadero, no gana dinero. Vistas así las cosas, solo hay una salida que suene eficaz: adelantarnos, mediante una buena gestión de los recursos a los retos que se avecinan a la ciudad. La apuesta es todo un órdago pero la villa está acostumbrada a moverse en arenas movedizas. l