A incidencia en el sector de hostelería de las medidas restritivas impuestas en Euskadi para el control de la transmisión del SARS-CoV-2 apenas admite discusión. Los 234 ERTE para 1.016 trabajadores en un solo día son solo el principal reflejo. Del mismo modo, la necesidad de implementarlas se antoja más que evidente y los 1.401 positivos de ayer únicamente lo confirman. El problema radica en compatibilizar las exigencias de la preservación de la salud pública con unas urgencias económicas derivadas de la pandemia que además no son privativas de los hosteleros. Y en ese sentido es notorio el esfuerzo institucional por paliar los efectos de las medidas de prevención y del cierre de la mayor parte de una actividad cuya relevancia económica y social riñen en cuanto a importancia. Los 45 millones aportados en ayudas por el Gobierno vasco desde mayo y los 250 millones en créditos sin interés a través de Elkargi, junto a otras medidas fiscales y de apoyo directo desde diputaciones y ayuntamientos, revelan que no se trata, en todo caso, de un sector menor en Euskadi. Los cinco mil millones anuales de facturación, en torno al 4% del PIB, los 12.219 establecimientos (7% del total) y los casi 60.000 empleos (6% de la población ocupada) de la hostelería quizá no llegan a reflejar del todo su incidencia en las costumbres sociales, tampoco su relevancia en el despegue de un sector, el turístico, que hasta la pandemia había experimentado un crecimiento exponencial en Euskadi hasta alcanzar un 6,1 % del PIB y más de cien mil empleos. Ahora bien, tampoco es posible obviar que el efecto de la covid-19 viene a profundizar y acelerará una reestructuración del sector ya evidenciada en el último lustro, con una reducción de establecimientos contrapuesta al crecimiento de la facturación (+25%) y del empleo (en torno al 10%) así como a la transformación de este, que ha reducido en casi 2,5 puntos el porcentaje de autónomos. Tampoco que posiblemente se deberá adaptar a corto y medio plazo a los cambios de las costumbres sociales que la pandemia ha traído consigo. El coronavirus ha hallado a la hostelería, como a otros muchos sectores de la actividad económica y a la sociedad en su conjunto, en pleno complejo periodo transformador que debe hacerle evolucionar, ahora más rapido, hacia un futuro ya inminente.