MÁS allá de los propios datos de actividad, intervenciones quirúrgicas y las siempre candentes cifras de las listas de espera que el Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, ha dado a conocer en su balance de actividad de los primeros seis meses del año, lo que este permite interpretar es la continua adaptación de nuestro sistema sanitario a las cambiantes necesidades de la sociedad a la que sirve. Esa percepción, que va ligada al creciente grado de satisfacción de los ciudadanos con Osakidetza que mostraba el último Sociómetro Vasco, descansa más que en las variaciones estadísticas concretas del informe, generalmente leves respecto a anteriores periodos analizados, en la propia utilización de Osakidetza por los pacientes y la discriminación de los distintos servicios que el sistema de salud ofrece, con las salvedades siempre comprensibles cuando cada día se atiende a casi uno de cada veinte vascos (96.000 pacientes, 67.000 en atención primaria y 29.000 en atención hospitalaria) pero con la exigencia lógica de una sociedad que dedica 3.800 millones de euros (1.730€ por persona) al Departamento de Salud, nueve de cada diez a Osakidetza. Los propios cambios demográficos en Euskadi, especialmente por la creciente longevidad y las necesidades y peculiaridades de la atención sanitaria que esta conlleva, exigen la continua transformación, adecuación si se prefiere, de un servicio que, por ejemplo, realiza ya más de la mitad de las intervenciones quirúrgicas a personas mayores de 65 años y que, sin embargo, logra reducir el tiempo de estancia hospitalaria y aumentar las alternativas a la misma, es decir, la hospitalización a domicilio, el hospital de día o la cirugía ambulatoria. Así que, a meses de completarse el Plan de Salud 2013-2020 y el proceso de integración entre atención primaria y hospitalaria y diseñadas las líneas del Plan Oncológico de Euskadi 2018-2023, que precisamente por el envejecimiento de nuestra sociedad parece centrar los próximos propósitos de mejora del sistema, podría afirmarse que el balance de actividad de Osakidetza no solo muestra los resultados de la inversión en la actualización tecnológica del servicio, sino también el empeño de los profesionales que lo conforman en responder al esfuerzo que la sociedad vasca, a través de sus herramientas institucionales, despliega en el ámbito de la salud.