DOS declaraciones del presidente del PP y candidato de este partido a la presidencia del Gobierno español, Pablo Casado, desnudan su ideología unitarista y recentralizante, cercana a la ultraderecha si no parte de ella, y adelantan la regresión que preconiza y pondría en marcha desde el denominado estado de las autonomías hacia un estado uniforme en absoluta ignorancia de los acuerdos y el espíritu de la Transición. Casado ni siquiera lo hizo en el calor dialéctico de un mitin, sino que desgranó sus intenciones en el transcurso de una cita informativa, donde desnudó su alma política, muy alejada de los principios que se constatan en la Constitución de 1978 y en las leyes orgánicas que componen el denominado bloque constitucional. Así, el anuncio de su intención de aprobar una “ley de lenguas” que dejaría al castellano como única obligatoria para acceder a la administración eliminando el requisito de conocimiento del resto de lenguas oficiales en el Estado, situaría a estas en situación de inferioridad e incumpliría el art. 3.2 del texto constitucional que otorga la oficialidad a las otras lenguas en sus comunidades autónomas “de acuerdo con sus estatutos”. En el caso de la CAPV, según el art. 6 del Estatuto de Gernika, “el euskera, lengua propia del Pueblo Vasco, tendrá, como el castellano, caracter de lengua oficial” y sus instituciones “garantizarán el uso de ambas lenguas”. Del mismo modo, la pretensión de Casado de dar prevalencia a la Policía Nacional y la Guardia Civil sobre las policías autonómicas ignora el art. 149.1.29ª de la Constitución que otorga la competencia de seguridad al Estado “sin perjuicio de la posibilidad de creación de policías por las CC.AA. en la forma que se establezca en sus respectivos estatutos”. En el caso del de Gernika, su art. 17.1 establece “Mediante el proceso de actualización del regimen foral previsto en la disposición adicional primera de la Constitución” que “corresponderá a las instituciones del País Vasco (...) el régimen de la Policía Autónoma”. En definitiva, lo que Casado anuncia no es ya la inobservancia o limitación que han sufrido los acuerdos que sobre autogobierno hicieron también posible la transición de la dictadura a la democracia, sino la directa liquidación de dos pilares fundamentales de ese autogobierno, el Euskera y la Er-tzaintza, que además son así reconocidos y como tales respaldados por la inmensa mayoría de la sociedad vasca.