Algunos llevamos décadas clamando por la necesidad de una relación más profunda y estratégica entre la Unión Europea y América Latina. Son enormes los lazos de civilización que nos unen y muchas las necesidades y recursos complementarios que tenemos ambas regiones. Tras décadas de desidia institucional por parte de Bruselas, ahora urgidos por la crisis provocada por la guerra de Ucrania, la UE se fija el objetivo de convertir a los grandes Estados latinoamericanos en socios prioritarios. Por ello, la Comisión ha adoptado una comunicación conjunta en la que establece una Nueva Agenda para las Relaciones entre la UE y América Latina y el Caribe. Paralelamente, la presidenta Von der Leyen ha realizado una gira en la que ha visitado Brasil, Argentina, Chile y México. Un cambio de actitud que deberá refrendarse con hechos en forma de acuerdos en la cumbre CELAC-UE de jefes de Estado y de gobierno los dos lados del Atlántico que se celebrará en Bruselas los días 17 y 18 de julio.

Nueva relación

La Comunicación tiene por objeto reconfigurar y renovar las relaciones entre ambas regiones. Presenta una serie de propuestas en ámbitos fundamentales. En primer lugar, se busca una asociación política renovada partiendo de un refuerzo de la agenda comercial común. Trascendental se considera también la ejecución de la estrategia de inversión de Global Gateway para acelerar una transición ecológica y digital justa y combatir las desigualdades. Un aspecto en el que la UE quiere poner especial énfasis es en las relaciones de igual a igual, olvidando las épocas de cooperación, donde la región era tratada como zona de países en desarrollo. De ahí que se hable de sumar fuerzas en pro de la justicia, la seguridad ciudadana y la lucha contra la delincuencia organizada transnacional, así como de la colaboración para promover la paz y la seguridad, la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y la ayuda humanitaria. Por último, se pretende la creación de una asociación interregional dinámica, es decir, de capacidad de reacción rápida a los cambios continuos que se producen en el contexto internacional.

Niveles de relación

A nivel birregional, se propone una intensificación del diálogo entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con cumbres más periódicas y un mecanismo permanente de coordinación. A nivel subregional, el Caribe merece una mayor atención política, sobre todo en lo referido a la rúbrica del acuerdo posterior al de Cotonú, además de la colaboración con otros grupos subregionales como Mercosur, el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la Comunidad Andina o la Alianza del Pacífico. En lo que respecta a las relaciones bilaterales, son prioritarias la reanudación de las cumbres con los socios estratégicos Brasil y México, y la creación de mecanismos de diálogo político con varios países que actualmente no los tienen. La Comunicación también propone una mayor cooperación a nivel multilateral para hacer frente juntos a los retos regionales y mundiales en consonancia con nuestros valores, intereses y objetivos comunes. Ambas regiones tienen interés en colaborar para reformar la arquitectura financiera mundial, concretamente los bancos multilaterales de desarrollo, y para forjar un Nuevo Pacto de Financiación Mundial.

La larga sombra de China

La UE no es la única que ha fijado su mirada en América Latina. La región es vital para el equilibrio ecológico del planeta, al sumar más del 50% de la biodiversidad mundial. Es también uno de los principales productores de alimentos, con el 14% de la producción mundial y el 45% del comercio internacional neto de productos agroalimentarios, además de ser una gran potencia en materia de energías renovables (su combinación de generación tiene la mayor cuota de energías renovables del mundo, con un 61% en 2021). Si bien EE.UU. sigue siendo el principal inversor en la región, con un 22% de todas las fuentes extranjeras que Latinoamérica recibe, desde 1994 el intercambio comercial entre Latinoamérica y China creció del 1,7% al 14,4%, y ahora se estima en unos 450.000 millones de dólares. Se puede decir que China es hoy un socio comercial más importante para Latinoamérica que EE.UU. Y en total, desde el año 2000, China ha invertido un total de 172.000 millones en América Latina. Ya no invierten solo en materias primas, lo hacen en infraestructuras, en el sector digital y también en el energético. Su despliegue es total y todo un reto para la UE si quiere recuperar el tiempo perdido y su influencia política en la región.