A pandemia ha condicionado la fecha y el formato de la Asamblea y será asimismo el factor que sobrevolará toda la argumentación de la directiva de Aitor Elizegi para justificar ante los compromisarios números e iniciativas. Los ingresos se han resentido, el Athletic ya adelantó que en su caso este concepto ronda los 30 millones de euros. Es la tónica en el fútbol del coronavirus donde la celebración de los partidos a puerta cerrada figura como el principal lastre para cuadrar las cuentas.

Con San Mamés vacío, Ibaigane ideó una fórmula para resarcir al socio. Consiste en la devolución del 70% de la cuota de marzo a diciembre, toda vez que ha estimado que el 30% restante del total de la cuota es la parte destinada a las actividades sin relación directa con el primer equipo: plantilla femenina, cantera, infraestructuras, fundación, etc. O sea, el Athletic pretende compensar la imposibilidad de acudir a los partidos de los mayores con un porcentaje del pago anual del carnet que ha determinado porque así lo ha considerado oportuno.

Esta fórmula se presta a debate y pudiera convertirse en uno de los nudos de la Asamblea. Además de que no se votará aparte sino que dicho porcentaje ya va aplicado en las Cuentas Anuales del ejercicio 2019-20 y de que descansa en un criterio que obvia la condición igualitaria que los Estatutos del Club conceden a todos los socios, al hacerlo así probablemente se asegura un ingreso superior al que saldría de haberse acogido a la fórmula de tarifa idéntica para la totalidad del cuerpo social. Es la elegida por Osasuna y asciende a 80 euros. En el sistema del Athletic hay socios que abonan casi 300 euros y los que menos se ponen en 90.

El tercer punto del orden del día tiene mucha tela. Se llama Propuesta para la unificación y reforma de la Grada de Animación. Los incumplimientos de la directiva en este asunto son evidentes. Faltó a la promesa de presentar a la Asamblea un estudio que incluyese los diversos aspectos de una obra que es una de las banderas de Elizegi. En vez de hacer tal cosa el pasado octubre, en los meses previos inició una campaña individualizada de reubicación de socios que generó malestar, pues muchos se sintieron intimidados. Y los hay que se siguen negando a cambiar de localidad, al margen de que el estadio tampoco ofrece alternativas adecuadas para todos los que se necesitaría mover. En vísperas de la segunda asamblea de Elizegi, aún se desconoce el proyecto o cuál es su costo y persiste la oposición abierta de un sector de los afectados que se aferra al asiento que escogió en su día. Todo esto, al parecer, no supone un obstáculo para que vaya a someterse a votación. El domingo 27 se juzgan números y gestión.