UNQUE era algo imprevisible, cabe suponer que cuando comentó el asunto de los seis positivos, en su fuero interno Josean Lekue esperaba que los test a que los jugadores iban a ser sometidos en un plazo aproximado de diez días arrojarían un resultado satisfactorio. No ha sido así. Siguen por ello en régimen de confinamiento domiciliario y como mínimo se van a perder otra semana de entrenamientos bajo la supervisión de Gaizka Garitano. El retraso en su preparación respecto al grueso del grupo adquiere pues una dimensión grave si finalmente la competición arranca en las fechas fijadas.

De aquella comparecencia ante la prensa del jefe de los servicios médicos del Athletic se extrajo a modo de titular la frase en que negaba que el contagio de los futbolistas fuese fruto de una negligencia. La interpretación inmediata de sus palabras fue que estaba exculpando a los afectados por el virus. No es preciso añadir que sentaron mal después de la cascada de reproches desencadenada en el entorno del club y en la calle en general. Aquellas imágenes colgadas en la red por los propios jugadores donde alardeaban de su veraneo e incluso posaban en actitudes que podrían catalogarse como retadoras en el contexto socio-sanitario vigente, fueron la chispa que encendió la hoguera. De hecho, el juicio público fue previo a que se conociera la existencia de los seis positivos, una noticia que en todo caso vino a reforzar las críticas vertidas.

Es verdad que Lekue dijo que él "no hablaría de negligencia", o sea de que se tratase de un descuido o un déficit de aplicación, pero también subrayó que en las circunstancias concretas que mediatizan la vida de nuestra comunidad desde la primavera todo el mundo tiene una responsabilidad. Y añadió que si estás integrado o representas a una institución del rango del Athletic, con mayor motivo se ha de observar un comportamiento cabal porque eres un referente social. En definitiva, la única persona con cargo en el club que se ha manifestado sobre los seis positivos no solo no fue condescendiente, sino que expresó con nitidez el sentir compartido en la mayoría de las censuras dirigidas a los futbolistas, al margen del tono y el vocabulario utilizados.

Este intento por reconocer que el mensaje de Lekue (hay que insistir en que a fecha de hoy la única voz autorizada del club que ha trascendido) estuvo bien aquilatado y puso el dedo en la llaga, no quita para que haya llamado la atención el comunicado emitido el lunes por el Athletic bajo el epígrafe "Parte médico de la primera plantilla". La identidad del redactor de la nota es un misterio, pero puede ser el mismo Lekue, otro miembro del servicio médico o algún empleado con su visto bueno. En él se lee textualmente: "€continúan con su trabajo individual en sus domicilios después de que los últimos análisis de las pruebas PCR no les permitan integrarse en Lezama".

Hombre, técnicamente tiene un pase afirmar que las PCR impiden a los jugadores volver a la rutina de las sesiones colectivas y sin duda suena menos crudo que decir, por ejemplo, que los chicos han vuelto a dar positivo, o que no han superado las consecuencias del déficit de responsabilidad en que incurrieron mientras se solazaban tras una temporada larga y dura. Quizá existan fórmulas más acertadas que la oficial y las aquí apuntadas a vuelapluma para explicar una realidad que está ocasionando un evidente perjuicio al equipo y al club. Quizá.