OS pasa esto, hace mucho. No lo vemos en la globalidad, estamos permanentemente en el detalle. Anclados en la historia, para nada reciente, creemos ser quienes hace mucho no somos. Hablamos de nuestros hijos diciendo a voz en grito aquello de que no valoran nada, pero ellos animando sin parar desde el minuto uno.

Nuestro discurso se contradice, somos cortoplacistas y priorizamos lo errores a los aciertos. Un ejemplo, las valoraciones del partido ante el Granada. Últimamente nuestra base de datos solo almacena lo negativo. Es triste, más aún cuando el césped se llena de promesas rojiblancas.

La historia del partido del viernes es sencilla, el Athletic lo hizo todo, todo lo bueno, que fue mucho, y todo lo malo, suficiente para el rival. Digo esto porque el equipo rojiblanco hizo méritos suficientes para ganar, y aunque casi nadie lo haga, yo si encontré detalles de esperanza e ilusión. Estoy de acuerdo con Marcelino, el equipo produjo lo suficiente para marcar más y, sobre todo, para llevarse el partido. El derroche físico de los jugadores fue brutal y cansa ya lo de jugadores acomodados. Los jugadores llegan vacíos a la ducha cada partido. A este Athletic el balón por ahora siempre le pega en el palo, y cada fallo o desajuste, por tibio que sea, es un gol en contra.

Ir por detrás en el marcador duele, y si es en San Mamés, más aún, pero lo que no se puede hacer es negar la mayor. El equipo cambió y mucho con respecto al Cádiz y se notó desde el pitido inicial. Los leones están mudando la piel y es ley de vida. Damos la espalda a una realidad y no se muy bien porqué. Cada día es mas difícil competir con nuestra filosofía. Con paciencia y cuajo se está armando un equipo que puede hacer historia. Jugadores jóvenes dando sus primeros pelotazos en la máxima categoría con el objetivo de, en unos años, tener un buen equipo.

Las habituales transiciones en el Athletic se basan en las hornadas que produce Lezama y algún refuerzo que suele corregir nuestro ataque. Ahora al mando tenemos un equipo técnico de máxima experiencia. El club necesita visión, unidad y constancia. Iremos viendo cómo nadie querrá venir y los "buenos" buscarán retos lejos entendiendo que ganar aquí es una quimera. Es momento de interiorizar y fusionar cada uno nuestro el Athletic, cómo lo queremos, a dónde puede llegar y de qué manera. Los rivales crecen y aprenden a competir contra nuestra historia, hay que evitar un ir y venir de profesionales, una inestabilidad que empieza a ser muy preocupante. Las camiseta y el escudo nos recuerdan momentos de orgullo que queremos contar a las nuevas generaciones, ahora más que nunca es cuando hay que demostrar que seguimos creyendo que se puede volver a ser campeón unidos en la defensa de nuestra diferencia.