L camino de la civilización moderna está pavimentado con nuevas ideas y su curso se traza por paisajes más conectados con la naturaleza. Es una de las consecuencias del necesario uso de las energías sostenibles, de los nuevos estilos de vida; es el punto y seguido de una defensa imprescindible del medio ambiente. Es por ello que los bidegorrisflorecen ya no solo en primavera sino en las cuatro estaciones del año. Lo hacen en respuesta a las solicitudes de un pueblo que pide vía ancha, limpia y segura para desplazarse. La última noticia al respecto que nos ha llegado habla de la conexión entre La Arena y Santurzi para darle continuidad a la ruta Barakaldo-Playa La Arena-Muskiz, un itinerario aplaudido por txirrindularis y paseantes. Es apenas algo más de un kilómetro pero no un kilómetro cualquiera: los mil metros que cierran el círculo. El recorrido suma un total de 96 kilómetros y pasa por Barakaldo, Sestao, Portugalete, Santurtzi, Zierbena, Muskiz, Trapagaran, Ortuella, Abanto-Zierbena, Galdames, Sopuerta y Artzentales; es una ruta baja en colesterol.

He ahí una curiosidad: el progreso trae consigo un regreso a la vida pedestre o ciclista en tiempos de anchas autopistas y altas cilindradas. Otra manera de cerrar el círculo, ya ven. De las calzadas de Herculano a los materiales rocosos, el hormigón y las mezclas asfálticas, pasando por los caminos de tierra, todo ha ido transformándose hasta llegar a la última tendencia: los bloques de Noxer. Son de mortero de cemento con una fina capa de óxido de titanio que actúa como un fotocatalizador que usa la luz del sol para absorber óxidos de nitrógeno muy contaminantes en nitratos inocuos que se los lleva el agua de lluvia. Han reemplazado al pavimento tradicional en una treintena de pueblos en Japón, (fueron probados por primera vez en Osaka en 1997...) y hoy en día están en el área geográfica de Westminster, (Londres). Llegaremos a verlos.