UÉ no hubiese dado por ellas el mayor sabueso de todos los tiempos, Sherlock Holmes? Les hablo de las redes sociales, un rastro tan certero como la pisada de un zapato, las huellas dactilares o los restos de ADN en una vestimenta. Les hablo de las redes sociales, un espacio donde todo sucede, una plaza donde todo se cuenta, un bazar donde todo entra en el juego de la compraventa. Es cierto que ya no quedan olfatos como los del viejo Sherlock ni intuiciones como las de mister Holmes pero es tan evidente que en las redes siempre se deja marca que la Hacienda de Bizkaia rastrea a los defraudadores fiscales en las redes sociales con no pocas esperanzas de éxito.
Iba a contarles que Hacienda está utilizando nuevos programas de software dentro del plan de lucha contra el fraude para el presente ejercicio 2022 y que la herramienta informática más llamativa es la que rastrea los datos públicos que los negocios y empresas ofrecen en las redes sociales y plataformas para, tras el malabarismo de los cruces de la información conocida, detectar operaciones ilegales y fraudulentas.
Es el lenguaje de la tecnología. Iba a contárselo, digo, cuando cayó una triste noticia en mis manos: el fallecimiento de José Lejarraga, fallecimiento de José Lejarraga, Petiso, toda , una de esas voces tximbo que cantaba en las tabernas con voz de trueno, que sin reloj sabía qué hora era cuanto decía "son las ocho menos cuatro txikitos, que conocía a medio Bilbao, "porque el otro no merece la pena". Hoy las Siete Calles, Zugastinovia y todas las viejas calles de la villa que se resisten a esas avenidas de internet, a esas paradas de las redes sociales, lloran lágrimas tintas por el adiós de uno de los últimos mohicanos de un Bilbao, el de los otxotes, las txapelas a medio lao, las voces campanudas, el vaso de culo gordo y los susedidos txirenes, que va perdiéndose en las brumas. El pequeño Gran Petiso, dicen quienes le conocían bien. ¡Y qué bien dicen!
Disculpen la interrupción porque hablándoles de una ciencia ficción del futuro que ya está aquí (al parecer ensayan con un programa piloto que tiene como centro los contribuyentes vizcaínos dueños de apartamentos turísticos...) con sus espacios -Facebook, Twitter, Linkedin, Pinterest, Instagram y hasta Google Maps...-, se me cruzó en el camino el gato negro de una pérdida irreparable. Ustedes sabrán disculparme. Tómense uno en su recuerdo.