L intelectual Anatole France nos recordaba que la ley, en su magnífica ecuanimidad, prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan, Les recuerdo esta vieja sentencia ahora que se hablan maravillas de un puente entre Erandio y Barakaldo, no uno cualquiera sino un puente móvil ciclopeatón, que salva 240 metros, todo un desafío. De momento la noticia es fabulosa pero...

¿Cuál es el porqué de los recelos? Ellos mismos, los hombres y mujeres que trabajan en los quehaceres de la ingeniería nos recuerdan que siempre se sienten preocupados cuando sus planos empiezan a trocarse en piezas, en una máquina viva. ¿Qué resultará, qué aspecto tendrá? En los planos de impecable diseño todo puede estar en su sitio, más en cuanto se hacen las piezas, ateniéndose al proyecto, en unos sitios no encaja o en otros funcionan mal. Siempre hay incertidumbres cuando se hace una obra de semejante envergadura. Es la vieja ley de la construcción.

La cota que ha de superar el puente es mayúscula, superior a las del Puente Colgante, Rontegi o el puente Euskalduna. Si diría que el desafío es morrocotudo: el diseño de un traje a medida, si es que se puede decir así. Los tres elegidos por la Diputación Foral van a competir con su habilidades para sacar de los bolsillos de su imaginación un solución ingeniosa, algo nada común entre el común de los mortales. ¿Hemos de tener preocupación por el futuro de una obra semejante? Creo que no. Más al contrario, uno piensa que los hombres geniales y pueblos fuertes no han de preocuparse de dónde les han mandado salir: solo necesitan saber a dónde van. Quienes han decidido este encargo bien saben que todo cambio comienza con una decisión. Y una vez que se toma esta se exige una disciplina que se convierte en el puente entre el deseo y el logro. Ese es el primero que ha de construirse.

La historia nos ha enseñado, una y otra vez, que los puentes simbolizan el cambio y la flexibilidad. Nos muestran una filosofía simple: cuando estás de un lado, puedes moverte fácilmente al otro lado. Solo hace falta una fuerza insuperable entre tantas como hay: la fuerza de voluntad. Los tres elegidos van a volcar sus intenciones sobre los planos y de ahí ha de nacer un plan de acción adecuado. Esa salida está llamada a mejorarnos la calidad de vida que nos queda por delante.