EN días como el de ayer, el chiripitifláutico San Valentín, encajan ideas como la que volcó Gabriel García Márquez cuando dijo que el problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno. Viene al caso esa reflexión porque es la reconstrucción una de las fuerzas que mueven el PGOU, el Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao con el que se pretende darle a Bilbao nuevos aires, más acordes a las necesidades de una ciudad que se encuentra ante la necesidad de adecuarse a las solicitudes de los últimos tiempos.

Empezar de nuevo a mi juicio es detenerse un poco en la marcha, para reconstruir las filas y hacer balance de circunstancias. Casi se diría que consiste en un arte. O al menos en la obligación de escuchar a la ciudad y hacer caso a los menesteres que precisa para crecer acorde al ritmo de los tiempos y a las necesidades del día a día.

Embriagado por la miel de días como el de ayer, diré que aquello que dijo el poeta: "Me necesitas y yo te necesito. Tenemos un mundo que reconstruir y si se necesita de un milagro, ¿qué es eso para nosotros? Ambos somos milagros y ahora nos tenemos el uno al otro". No llega a tanto el mensaje que envía el ayuntamiento de Bilbao pero sí merece unas palabras de bienvenida esa planificación para el Bilbao de los próximos quince años. No hay más que echar un vistazo a los mapas del mañana para comprobar que el Bilbao que se sueña crece en la planificación para parecerse, cada día un poquito más, al paraíso. Ya sé que hay alguna que otra deuda pendiente del anterior plan pero no hay que mirar a la oscuridad sino al haz de luz que dejó el anterior plan. Si con el ahora incipiente se alcanzan los mismos logros será un buen momento para descorchar una botella de champán y brindar por el buen hacer.

Bilbao, ya sigo, se apresta a reconstruirse para hacer frente al nuevo mundo que se le avecina. Habrá escépticos, cómo no. A ellos y ellas les pregunto: ¿Tienes una idea de lo que quieres y has pensado cuidadosamente y al detalle sobre cómo conseguirlo? Entonces tienes un plan, una serie de acciones necesarias para lograr un objetivo particular. Un plan puede existir solo en la cabeza, o puede ser un objeto físico. Como verbo, planear significa el acto de pensar acerca de cómo lograr tus objetivos. Soñar.