sACIADA la curiosidad, hoy arranca el día a día con sus horarios ajustados y el trajín propio de una estación de transportes de mucha demanda. Dos años después de que echase a andar la primera excavadora, hoy hará lo propio el primer autobús, dos días después de que el fisgoneo y la indagación cruzasen su umbral. No es un mal hábito ese, habida cuenta que es mejor que la mente de uno se abra movida por la curiosidad a que se cierre movida por la convicción. Ya saben, la primera y más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad.

De madrugada se escucharán los primeros motores, las primeras prisas del “¡corre, corre, que lo pierdes!” tan habitual en una estación de tren, en una parada de autobús. La Intermodal nace con la vocación de convertirse en una pirámide de Bilbao, un espacio nacido para idolatría de los usuarios del transporte público. Tras una temeridad de años vividos bajo el son del plan Marshall de Paco Martínez Soria desde hoy damos un salto a la modernidad.