Aun par de metros del desembarco de las papeletas que van a recoger las ideas de ambas orillas, izquierda y derecha, emerge una verdad más veraz que cualquier otra, esa que nos dice que los ciudadanos saben perfectamente que no se les llama a votar para consultar sus razones, sino para hacerles entrar en razón. Ese es uno de los obejetivos más importantes de cada una de las siglas que concurren a las elecciones con la convicción de que cada uno de los litigantes lleva la verdad absoluta por bandera. ¿Quién es el propietario de esa verdad absoluta? Esa es la pregunta que se propagará este domingo entrante en el que estamos llamados a las urnas.Ahora que llega la hora debiéramos ser conscientes de que las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. No por nada la papeleta es un puñal de papel. No tengo muy claro si somos bien conscientes de que uno de los más grandes errores es juzgar a los políticos y sus programas por sus intenciones, en vez que por sus resultados, la prueba de que lo prometido es causa.