eL lenguaje como el papel lo aguanta todo. Podemos calificar las realidades con adjetivaciones que enriquecen, edulcoran o alarman la percepción de lo que se cuenta. Esta semana la Comisión Europea ha presentado sus previsiones de crecimiento económico y su Comisario Pierre Moscovici, reconocía que se abre un prolongado periodo “desafiante” para la economía del bloque comunitario, que estará caracterizado por un “suave crecimiento y una inflación moderada”. Traducido a lo que cualquier mortal no iniciado en las complejas artes de los pronósticos de los economistas: prepárense que vienen otra vez tiempos duros. Las principales preocupaciones en Alemania e Italia, al borde de la recesión técnica, con 0,4% y 0,1% respectivamente de incremento del PIB este año y, en el caso, germano, del 1% el próximo año. En esta circunstancia, cualquiera pensaría que las previsiones para España del 1,9% para el 2019 y del 1,5% para 2020, son las del tuerto en el país de los ciegos, pero hay que tener en cuenta que la caída es libre, porque en 2018 España creció casi al 3% y por debajo del 2% en España estructuralmente se destruye empleo.

La Eurozona creciendo al 1%

La Eurozona ha visto reducida su previsión hasta el 1,1 % este año y un 1,2 % en 2020. Los datos son algo más optimistas en el conjunto de los Veintisiete, con una tasa de crecimiento en torno al 1,4 % tanto en este ejercicio como en el siguiente. Sin embargo, el motor de la Unión representado por el eje franco-alemán, muestra síntomas claro de fuerte ralentización en 2020 con Alemania en un raquítico 1% y Francia en el 1,4%. Son los Estados miembros más pequeños los que mejores perspectivas económicas tienen, entre ellos, Malta, Chipre, Luxemburgo, Irlanda, Bulgaria o Rumanía, todos ellos en torno al 3%. Respecto a la inflación el escenario previsto por la Comisión s homogéneo con el de crecimiento con tasas del 1,4% en 2019 y en 2020 en los veintisiete y del 1,2% en la eurozona. Mientras que el empleo se reducirá mínimamente del 6,8% este año al 6,7% en 2020 en los veintisiete y del 7,6% al 7,4% en la eurozona. En resumen, crecimiento muy débil, inflación contenida y empleo estable.

Los factores de riesgo y las fortalezas

Es evidente que el principal factor de riesgo externo para este proceso de ralentización económica en Europa es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La caída del comercio mundial la sufren de manera muy especial los Estados de la UE, con Alemania a la cabeza. Ante dicha situación se hace más necesario que nunca el reforzamiento del papel del mercado interior de la UE en el contexto de las economías de sus miembros. Algo que también va a depender de la capacidad de compra de sus ciudadanos y, por tanto, no solo de los niveles de empleo, como también de su poder adquisitivo. Los salarios y la estabilidad del mercado laboral van a ser determinantes para que Europa soporte esta nueva fase de retraimiento de la economía internacional. En una realidad globalizada, la fortaleza de Europa se deberá demostrar en su unidad interna, de las condiciones de financiación a empresas y particulares mantengan precios bajos y de la posibilidad de que los gobiernos lleven a cabo políticas de apoyo, es decir, inversiones públicas.

En España, ralentización drástica

La previsión para España es una auténtica dosis de realismo. La tasa de crecimiento de España se cifra en el 1,9% para este año y el 1,5% en 2020. Una bajada de cuatro décimas con respecto a la anterior previsión de Bruselas. Es cierto que a pesar del varapalo del Ejecutivo comunitario, España sigue crecimiento cerca del doble que el resto de la Eurozona. Con todo, los datos más preocupantes son los referidos al empleo. Las proyecciones de la Comisión prevén una desaceleración en la creación de empleo que pasará del 2,5% del año pasado al 2,2% en este ejercicio y una reducción a la mitad (1 %) en 2020. España seguirá así manteniendo una tasa de desempleo superior al doble de la media de la Eurozona y únicamente logrará situarse en un 12,8% en 2021. Respecto al peso que la inestabilidad política y la falta de un Gobierno tiene en la economía española, los responsables de la Comisión se cuidan muy mucho de inmiscuirse en asuntos internos de los Estados, pero es evidente que el mensaje claro es que resulta urgente la presentación de unos Presupuestos Generales con cuentas ordenadas y que reduzcan los excesivos déficits acumulados. Estamos más que advertidos de que el coste de no tener gobierno nos está llevando a un endeudamiento crónico. Así es que voten y que la política haga de una vez sus deberes.