A incapacidad, o al menos la mediocridad, aflora cuando hay que rendir en términos de eficacia. Al consejero de Cultura de Castilla y León le ha parecido mejor ofrecer espectáculo que soluciones. Salió chapurreando catalán con el argumento de que así igual el Gobierno español le manda más fondos covid europeos. La patada defensiva manda el balon fuera de su estadio y, así, el eventual fracaso de las iniciativas que se sometan a criterio de inversión a fondo perdido ya es responsabilidad ajena. Si el consejero, y todo el gobierno, no pierden el tiempo en escaquearse habrán hecho una previsión de proyectos en los que invertir acordes a su economía y el empleo de su comunidad. Así, verían que tienen un 6,8% de ocupados en la agricultura para producir el 3,3% de su PIB. Catalunya tiene un 1,43% de sus ocupados para producir el 1,1% y Euskadi, el 0,8% para producir el 0,6% de su PIB. No es mejor ni peor, pero implica una política económica específica. Los fondos covid de la Unión Europea tienen prioridades y sectores de aplicación. El sector secundario -industria, energía y construcción- va a ser el receptor de un volumen masivo de fondos. Habrá que definir proyectos sostenibles. Son el 42,7% del PIB castellano leonés, el 44,7% del catalán o el 46% del vasco. Lo digo porque lo mismo no tardamos en ver al consejero políglota hablando en euskera. Otra patada a las nubes.