ESE a quien lo utilizaba esta última semana, el informe del Tribunal de Cuentas de la UE sobre la gestión de los proyectos transfronterizos de infraestructuras de comunicación no cuestiona la necesidad y utilidad de la Y vasca. Así, cuando Podemos y Bildu reclaman desviar presupuesto vasco de las obras al covid faltan al rigor y al sentido del informe. "Es necesario ejecutar de manera más rápida los megaproyectos" dice el Tribunal, que tira de las orejas a la Comisión por no asegurarse de que los estados lo hagan. Sobre la Y vasca reprocha el retraso de la conexión francesa por la decisión unilateral de Macron de posponerla. Pero, si hubiera leído más, vería que la Comisión negocia ya la adaptación del tramo Hendaia-Burdeos para, mientras llega la línea TGV, la convencional permita sacar de la carretera a miles de camiones contaminantes. Otra de las verdades negadas: la línea podrá transportar mercancías. Como lo es que la inversión vasca se descuenta del Cupo. Otro reproche es la desviación de costes: un 38% en la Y. De los ocho megaproyectos -insisto, considerados necesarios- solo una autopista rumana y una línea férrea en Polonia tienen menos desviación. Francia, Italia, Dinamarca o Alemania, manejan proyectos con desviaciones de lo presupuestado entre el 46,6% y el 194%. El papel resulta más optimista -y barato- que la excavadora.