No, por favor; cara de sorpresa no pongan. Ni porque Trump quiera ocupar el Canal de Panamá, anexionarse Groenlandia o integrar a Canadá como 51 Estado de la Unión o porque Elon Musk socave el interés de la ciudadanía europea en favor de su negocio. Retozan en la miel de su inminente acceso al poder omnímodo. A su sombra se arroban todos los ‘digimagnates’ –¿recuerdan los digimon, aquellos monstruitos candorosos?– que un día iban a liderarnos en shorts y camiseta y hoy se suman a la postverdad –no te olvidaremos, Zuckerberg–. La digievolución era eso: al monstruito le salían garras.