Surgen los Pirineos y tengo la impresión de que Pogacar tiene que afinar el tiro. Me explico. Es normal que durante la primera semana atacase desde todos los sitios a Vingegaard porque todos teníamos dudas de cómo iba a llegar el danés al Tour tras la grave caída de la Itzulia. El esloveno lo ha intentando siempre que ha podido y ha conseguido una buena renta cuando llega la montaña, pero creo que ha de ser más selectivo a la hora de lanzar los ataques y debería centrarse en un día o dos. No puede estar siempre atacando porque puede pagar ese desgaste en la tercera semana, que es la más dura de la carrera por recorrido y por la propia fatiga que se acumula por la suma de etapas. No hay respiro en este Tour y la jornada que hemos vivido camino de Pau lo ha evidenciado una vez más. Otra vez Pogacar y su equipo han intentado hacer daño a Vingegaard, que ha respondido muy bien. El danés está cada vez mejor. Su equipo, el Visma, funciona de maravilla en esta clase de días, con viento y abanicos. Cuando aparece el viento todo el mundo se pone nervioso y hemos visto una buena batalla entre los mejores, con momentos de tensión antes del final, en el que se ha impuesto Philipsen con un esprint largo. Van Aert, que cada vez está mejor, ha salido muy pronto y Philipsen le ha podido remontar. Suma dos victorias. El otro foco que está adquiriendo cada vez más importancia es la presencia de un virus que está diezmando el pelotón. En algunos equipos ha hecho estragos. Juan Ayuso ha sido la última víctima. Es compañero de Pogacar. Veremos si el virus se extiende más o no. El problema es que los ciclistas corren muy juntos y cualquier virus que circule es más fácil de transmitir. Además, hablamos de un deporte en el que los cuerpos van al límite para lograr el mayor rendimiento posible, pero del mismo modo son más vulnerables y frágiles ante los virus. Esperemos que no se convierta en el mayor enemigo del pelotón en lo que resta de Tour.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk