La fecha elegida por el lehendakari para celebrar las elecciones (21 de abril) las aisla en cierto modo del lamentable espectáculo que ofrece la política española. Pero resulta que, al mismo tiempo, la política española ha desconectado de la vasca. La convocatoria electoral anunciada por Iñigo Urkullu ha tenido una escasa repercusión en la prensa madrileña. Ninguno de los periódicos de la capital del marquesado de Ayuso hace mención alguna en sus portadas. Buena señal. Los vascos nos hemos vuelto democráticamente aburridos. Pero las urnas son como la sangre: llama a los depredadores.