La abstención en las elecciones se nutre de muchas personas que piensan que entre tantos miles o millones de votos, su papeleta no es decisiva. La guerra por el último escaño de Madrid el 23-J muestra que cada voto cuenta. El escaño fue asignado en principio al PSOE. Tras una reclamación y recuento, se fue al PP. Pero los socialistas quieren que se vuelvan a contar todas las papeletas. Los populares y la Junta Electoral lo rechazan. Dice Feijóo que eso es pervertir la ley y cuestionar el sistema electoral. Hablamos de recontar los votos reales, una especie de VAR de la democracia. La paradoja es que quizá tiene razón.