LA cineasta Estibaliz Urresola ha destacado siempre la importancia intrínseca de que su película 20.000 especies de abejas esté rodada en parte en euskera y la emoción que esto le produce. Su paso por la Berlinale, uno de los grandes festivales de cine europeos, ha dado la oportunidad a que la lengua vasca, a que Euskadi –como ella misma destacó ayer–, esté presente en el corazón del continente en una película que es un emocionante canto a la diversidad y a la aceptación de la realidad trans. Con esto ya era suficiente, pero los premios logrados elevan el filme a los altares. Zorionak!