Una tregua por Navidad. Qué entrañable. Digno de una película de Disney. Había que ser muy ingenuo o muy irresponsable para creer que ese alto el fuego temporal, unilateral e imposible de controlar y monitorizar, generosamente ofrecido por Putin, era aceptable. ¿Cómo tragarse que la misma Rusia que bombardeó de manera inmisericorde a los ucranianos en Navidad y Año Nuevo, que les ha dejado sin luz ni calefacción, va a parar ahora su guerra como gesto de una buena voluntad que ha demostrado no tener? La tregua de Putin no es más que un arma de guerra.