Somos una sociedad de contrastes. Tanto es así que el mismo día en el que parte de nosotros y nosotras celebra (con razón) que le ha tocado algo o mucho la lotería de Navidad, otros tantos, a través de sus partidos políticos, acuerdan en el Parlamento vasco aumentar las cuantías de la Renta de Garantía de Ingresos para ayudar a las personas que son más vulnerables. Echar una mano a quienes lo pasan peor es una obligación que nos compete como sociedad. Hoy por tí, mañana por mí, que de caer al pozo nadie está libre, ni aunque te haya tocado la lotería. La buena, digo, claro.
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