CASI cinco meses después, la tragedia del salto a la valla de Melilla está acorralando al ministro Grande-Marlaska. Hubo al menos 23 migrantes muertos. Nula o escasísima atención sanitaria a los heridos. La Guardia Civil “sobrepasada” por lo que acontecía. Devoluciones en caliente a territorio marroquí. Víctimas –no se sabe si fallecidos– en territorio español. Trato inhumano a los migrantes que sobrevivieron. Si todo esto es cierto –y parece que sí–, el ministro exmagistrado no dijo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Mintió. ¿Debe dimitir Marlaska? Tiene muy difícil no hacerlo. l