UNA imagen vale más que mil palabras. Importante el prisma con el que se mire. Esta semana nos deja dos instantáneas interesantes. La primera, el lunes. En Lehendakaritza, después de una década, LAB volvía a reunirse con Iñigo Urkullu. Asistía a la cita la actual coordinadora general de LAB, Garbiñe Aranburu. La fotografía, a priori, vislumbraba la intención del sindicato abertzale de abrir una nueva etapa de entendimiento por querer tener (textualmente) “altura de miras” y no estar anclada en el “no por el no”.

Dos días después, LAB –en palabras de su también coordinador general, Igor Arroyo– no había visto “voluntad de cambio” en Urkullu para atender a sus propuestas y ante la inacción de las instituciones (incluído el Gobierno vasco) avisaba de una “movilización sindical y social sin precedentes”.

¿Es coherente hablar de mantener relaciones institucionales con quien, según parece, no muestra voluntad de cambio? ¿Ha sido una mera impostura la fotografía que quería lograr LAB en Lehendakaritza? Preguntas que el tiempo contestará.

También el paso del calendario nos certificará cuál es el efecto en la sociedad navarra del nuevo acuerdo presupuestario alcanzado entre el Gobierno foral bajo la presidencia del PSN y EH Bildu. Reedición de un pacto con fotografía incluida, pero con una gran ausente en ella: María Chivite. Curioso.

Habrá quien diga que la máxima responsable navarra no es asidua a esta rúbrica. Pero es significativa la importante presencia en la fotografía de dirigentes de su gobierno, incluido su vicepresidente, lo que da cuenta del interés por expresar ante la sociedad la relevancia que tiene para los protagonistas el naturalizar sus pactos con EH Bildu. Pero sin Chivite.

Así que sí. Una imagen vale más que mil palabras porque siempre revela aquello que se ve. Pero también lo que se quiere ocultar. l