Imposible soluciones sin diálogo
la política española repite una y otra vez los mismos comportamientos ante parecidos o iguales asuntos. Ahora es Catalunya, siempre lo hemos soportado en Euskadi. Conflictos sin solucionar que dejan pudrir y se van complicando sin remisión, porque así lo quieren.
En eso de impedir el libre ejercicio de los pueblos la gran mayoría española calla, y parece que otorga, en coincidencia con quienes amenazan con golpes de todo tipo en el nombre de su irreal España unida con destino en lo universal.
Esto es viejo. Ya intentaron inculcármelo en el colegio -como pueden ver sin ningún éxito- aquellas señoras de las JONS que normalmente, sin ninguna cualificación intelectual, eran elevadas al rango de profesorado -cobrando por ello- porque así lo había decidido un régimen ilegal, golpista y violento. Jamás consiguieron que renunciáramos a lo que somos, a nuestra patria y a nuestros derechos, aunque lo intentaron con empeño, utilizando el miedo provocado por todo el aparato policial, judicial y el adocenamiento general. Lo malo es que ahora toman de nuevo el espacio público sin ningún respeto democrático.
Dejo para otro día relatar sucedidos de aquellos tiempos que, como mucha otra gente, tuvimos que aguantar y que se me convirtió en desprecio contra quienes no respetan las ideas y los derechos del resto, cambian de chaqueta según el interés de sus bolsillos y luego, incluso, nos dan lecciones de nacionalismo vasco y/o de compromiso con Euskadi.
Quiero referirme ahora al lío de la mediación que, dicen, se plantea para Catalunya, pues me sorprenden las reacciones tan desproporcionadas que se están dando en la política española. En primer lugar, la Generalitat y el Gobierno español mantienen versiones tan distintas sobre la figura de relator que es difícil creer que hablen de lo mismo. También cuesta creer que en Madrid haya voluntad real de sentarse a trabajar hincándole el diente al conflicto político catalán. Es verdad que han sonado nombres muy interesantes como el del lehendakari Iñigo Urkullu o Daniel Innerarity.
España hoy difícilmente puede ser calificada de democrática ya que penaliza metiendo en la cárcel a quienes piensan distinto, quieren diálogo y han dado pasos para la solución del conflicto político catalán a través de las urnas.
En segundo lugar, el PSOE nuevamente deja aflorar su debilidad (especialmente la de Pedro Sánchez). Con todo el respeto que se debe a sus cuestiones internas, resulta inaceptable la salida de tono de los llamados barones, y especialmente de Felipe González, siempre relacionado con aquel señor X del GAL. Imagino que aquellos tiempos le gustaron más.
¿A qué viene tanta agresividad contra una intermediación que se da habitualmente en todos los órdenes de la vida? Hay mediación comunitaria, escolar, familiar, política? Lo critican para Catalunya pero se empeñaron en que el Estado español participara en el Grupo Internacional de Contacto para buscar salidas a la crisis venezolana.
Y como colofón del despropósito, tenemos la manifestación convocada para mañana en Madrid por el Partido Popular, Ciudadanos y Vox, con la clara intención de provocar enfrentamientos y pescar así apoyos y votos en el caladero de la bronca. Inmoral se mire como se mire ese juego que deja en evidencia a Ciudadanos y PP, con su acuerdo con quienes no admiten las reglas democráticas. Yo, como Andoni Ortuzar, tampoco estaré en la plaza de Colón de Madrid dando alas a elementos peligrosos y contrarios a la democracia. No lo debería hacer nadie decente.