Parecía que el PP no iba a sorprendernos mucho más tras tanta corrupción y lucro ilícito, pero, hete ahí, que un simple máster ha demostrado la trama global a la que se han acostumbrado en ese partido. Los tejemanejes, trapicheos y componendas están demostrando una manera de hacer corrupta en todos los ámbitos, desde el pago de las vacaciones hasta la mentira en los currículum, pasando por el enriquecimiento personal de tantas y tantas personas vinculadas al partido de Rajoy.
La señora Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid, se está haciendo famosa de la peor manera posible; es decir, justificándose sin demostrar nada. Y mira que es fácil de aclarar: se pide el certificado pertinente de asistencia, trabajos presentados y calificaciones, visado por la Universidad, y ya está. Quienes hemos hecho un máster sabemos que, como en otras formaciones académicas, es así de fácil.
El caso de la presidenta madrileña es mucho más grave pero tampoco nos libramos en nuestro país hace años de algún breve episodio de intento de mejora de currículum para hacer carrera política. Es el caso, de uno que afirmaba que era ingeniero, o de aquel otro que decía ser economista. Inmediatamente fueron desmentidos y puestos en su lugar cuando las risas se oyeron hasta en el Pagasarri. Ya se sabe que no es lo mismo tener estudios que poseer el título acreditativo.
En cualquier caso, esto, que debería costarle la carrera política a la señora Cifuentes, es mucho más complicado que un embellecimiento del currículum, ya que la Universidad Rey Juan Carlos también parece implicada en este asunto. Esa universidad pública de la Comunidad de Madrid deberá explicar a la ciudadanía, sobre todo de Madrid, pero también del resto del Estado (el dinerito que recibe básicamente es público, me remito a los datos de su página web), cómo es posible una matriculación fuera de plazos, si es verdad que el tribunal nunca se reunió y que el acta fabricada después de destaparse el escándalo lleva firmas falsas. Y hacer, en su caso, la purga correspondiente en el claustro.
Una más para la larga lista de ejemplos de la inmoralidad instaurada en la política española. Aun con todo, sigo sin entender qué gana la señora Cifuentes con decir que tiene un máster si no lo hizo. Su currículum mejoró de puertas afuera, pero nada más.
Esta misma gente de la corrupción generalizada es la que exige al PNV que apoye los Presupuestos españoles. Y lo hacen con un desparpajo e insolencia marrullera y amenazadora que da para atrás. Esa actitud del todo lo puedo hacer porque mando, propio de sistemas autoritarios, es cada día más agresiva: o haces lo que yo quiero o? Pero les está saliendo mal: en Alemania no les han dado la razón, en Bélgica y Escocia tampoco.
Ya dejó claro Andoni Ortuzar en el mitin de Aberri Eguna en Bilbao que no van a apoyar los Presupuestos del PP mientras el 155 esté en vigor. Entiendo yo que es solidaridad con Catalunya, por supuesto, pero no únicamente. En España, curiosamente, se ofenden por esa firmeza del PNV frente a la violenta y desproporcionada actitud del Gobierno español contra el pueblo vasco, catalán y contra el resto y frente a la amenazadora centralización creciente del Estado. Es imposible acordar mientras no cambien ese rumbo de involución democrática.