En el escaparate de la tele ya lucen los nuevos productos de la temporada. Las tendencias no han cambiado: se lleva la ficción, se mantiene el gusto por el entretenimiento y la información seguirá siendo muy cara, sobre todo con Catalunya. En este mundo de modas la contradicción es la reina: no es necesario que te ame para que te elija. De hecho, cuanto más te odio, más te prefiero. A Telecinco le ocurren estas cosas, porque siendo la cadena líder también gana en repudio. ¿Cómo se entiende? Il commendatore Vasile, que ha estudiado antropología, sabe que la gente se deja llevar por las emociones y no tanto por las razones, como los amantes y los votantes. Es desolador que el éxito de los resultados sea superior al prestigio de la ética, que no cotiza en Bolsa.
El mercado audiovisual son dos marcas, Antena 3 y Telecinco, y muchos aspirantes a la sorpresa. Habrá guerra de series. La gran apuesta de Atresmedia es La catedral del mar, basada en la monumental novela de Ildefonso Falcones, con la que podría ganar la liga de las audiencias. O lo consigue o se da el batacazo. Contra esta gran historia Mediaset tiene puestas sus expectativas en La verdad, relato de amor y misterio, con nuestro Jon Kortajarena como principal referencia. Lo demás serán Griso contra Ana Rosa, Bertín contra sí mismo, Sálvame contra los culebrones y Cuatro ganando la lucha de las segundas marcas a la Sexta, agotada como alternativa para los indignados.
¿Y qué pasa con ETB? Se lanza con Izan Invictus, la versión en euskera de El Conquistador con mayor exigencia en las pruebas físicas. El acierto de El lector de huesos, con Dani Alvarez y el superforense Etxeberria, y Equipo de redacción, de lo mejor en información tangible, continuarán dando sentido a nuestra televisión pública, al igual que Menos es más, pese a sus desafortunados registros iniciales. Las tardes de ETB2 son su agujero negro y es difícil saber el modo en que puede revertir su rechazo entre los vascos, que aman su tele pero no la prefieren. Somos muy raros.