Ortega y Gasset no imaginaba en 1922, cuando publicó España invertebrada, que la uniformización del Estado la produciría una tecnología de masas llamada televisión. No lo lograron los militares, como preconizaba, ni tampoco las élites. El “proyecto sugestivo de vida en común” con el que soñaba el filósofo está en la programación audiovisual. En esta tentativa totalizadora fracasó TVE por lo grosero de sus métodos y su manifiesto falangismo. Ahora, con más tacto y por vía del entretenimiento y la ligereza, Telecinco y Antena 3, con sus canales filiales y lo que queda del ente público estatal, suman el 72,2% de la audiencia y moldean las conciencias a través de la información y el ocio, del idioma y el argumentario emocional. Además de un negocio rentable, la tele es un movimiento nacional que solo internet podría amenazar.

En Euskadi domina Telecinco y también en Catalunya. Más que el Tribunal Constitucional y el Supremo, el peor rival del referéndum del 1-O es la televisión. Los datos de julio ponen de manifiesto las preferencias de vascos y catalanes por la emisora de Berlusconi. ¿Cómo se entiende esto en naciones de mayoría nacionalista y lengua propia? Los sociólogos que, como los economistas, son expertos en predecir lo que ya ha ocurrido, dicen que la gente discrimina lo próximo seguro de lo lejano ocasional, de la misma manera que lo global refuerza lo local. No hay contradicción, es un privilegio de consumo de las sociedades avanzadas. Una especulación optimista, creo yo.

El éxito de la televertebración implica un cierto fracaso de ETB. En los registros del pasado mes se observa un descenso de ETB2 (7,2%) y una deportiva subida de ETB1 (2,4%). El canal de Vasile supera el 14%. Nuestro canal público nació para neutralizar la asimilación española, tanto en lo democrático como en lo cultural y sociopolítico. Es verdad, somos un país incoherente; pero no lo estamos haciendo bien y eso facilita las incongruencias. Nos falta autoestima, memoria y criterio. Y hasta estética: qué feo es el gusto por el estercolero.