LA República de Irlanda cuenta desde este mes no solo con el jefe de Gobierno más joven de Europa - Leo Varadkar-, sino con una auténtica estrella de Oriente en el firmamento político del Viejo Continente.
Y es que este médico de 38 años que lleva las riendas del país y del partido Fine Gael es una figura brillante, de verbo fácil, inteligencia rápida, mentalidad aperturista (casi se podría decir que internacionalista) que en lo personal llega hasta a hacer gala a los cuatro vientos de una homosexualidad absolutamente desinhibida.
Su fulgurante carrera política -en diez años escasos pasó de un desconocido novato del Parlamento de Dublín a la figura dominante del escenario parlamentario irlandés - se debe a todos los méritos ya mentados y también a sus dotes de hábil negociador y eficiente gestor? Pero no solo : en buena parte también se debe a que el pueblo irlandés de hoy en día es asimismo más aperturista y menos clerical que las generaciones anteriores.
Los irlandeses de hoy son tan aperturistas que para Leo Varadkar apenas ha supuesto un contratiempo ser solo medio irlandés; su padre -Ashok- es un inmigrante indio que fue a Irlanda para estudiar Medicina y se casó con una enfermera irlandesa. Pero si las nuevas generaciones de la Isla han evolucionado en muchos aspectos, en un viejo rasgo de carácter parecen seguir encallados : el empecinamiento ideológico. El ascenso de Leo Varadkar a la cima del Gobierno y del partido se debe a que su predecesor -Enda Kenny- se hartó de tener que luchar con los afiliados de Fine Gael y los coligados de su Gabinete -el Fianna Fail- y abrió la puerta a la sucesión.