lOS programas son cosas que ponemos entre los anuncios, suele decir el cínico Vasile. En realidad, son lo que hay entre los telediarios, teleberris en Euskadi, que libran una dura batalla para conservar la hegemonía. Telecinco aprieta y también TVE. ETB es poca innovadora; pero tiene la cercanía del país de su parte y profesionales muy competentes. Se siente insegura. Y para afrontar sus miedos ha decidido ubicar antes del Teleberri de la noche un concurso del estilo de Pasapalabra. Nuestra televisión pública achaca una parte de la ganancia informativa de Telecinco al éxito entre los vascos del rosco de las palabras de Christian Gálvez, y al fracaso de Ahora, el magacín de Adela González. Es un análisis autoengañoso que disfraza el regreso a lo que hubo antes de que en Olabeaga se declarara el estado de improvisación permanente.
La tarde de ETB va mal tras los sucesivos zigzags. El debate de Klaudio Landa vive con el 5% las más de las veces y la de Lasarte desfallece con un 3%. Y así llega el Teleberri, con los espectadores aún en el canal enemigo. Si alguien cree que la solución es rivalizar con Pasapalabra, diez años ganando adeptos felices, es que no tiene la menor idea del medio. Quitarle una hora a Adela para entregársela a Dale una vuelta, nombre del inminente concurso, es una penosa pirueta. El problema es la tarde al completo, a la que, por el afán de despolitizar, han convertido en el mayor escollo de ETB. Tiempos cercanos hubo, con Pásalo y sucesores, en que las sobremesas vascas alcanzaban el 20%.
Para compensar, vuelve hoy El lector de huesos, el espacio de investigación forense -true crime, se dice ahora- presentado por Dani Álvarez, de lo mejor que se ha producido en la casa en años, junto con Equipo de redacción. ¿Quién dice que no se puede innovar? Cada vez que aquí hacemos algo bueno nos sale un imitador en España. Lo que la verdad esconde, de Antena 3, es una copia pirata del original vasco. Pero, ¡ay!, no tienen al profesor Etxeberria, la honestidad en persona. Talento y autoestima nos sobran.