DESPUÉS del sexto sentido, la intuición, está el humor, el séptimo, un enfoque desbaratador de la realidad que garantiza la supervivencia de los seres humanos al permitirnos escapar de las limitaciones y las reglas racionales. No conozco a nadie, ni al más fúnebre, que no presuma de tener sentido del humor. Está muy generalizada la apelación a la risa de uno mismo para liberarse de la gravedad existencial. Pero no. Cuando la carcajada te toca las entretelas, entonces no. Ahí quiero ver a los jactanciosos del humor, cuando el chiste te alcanza de lleno. En España, andan escandalizados por la emisión del programa Euskalduna naiz eta zu?, del 8 de febrero, en ETB1. El espacio hizo una parodia divertida de las percepciones que se tiene en Euskadi de lo español. Se dijo de todo en clave de broma: facha, paleto, choni, progre, culturalmente atrasado, opresión? Lo tópico, lo que procede cuando es menester hacer chistes burlescos sobre los vecinos y el Estado que alberga nuestros menoscabos. Nada serio.
En las redes sociales está el personal rojigualdo muy cabreado con la televisión vasca. Afirman que les han ridiculizado. Y piden que haya disculpas, fiscales y sanciones. ¿Y en qué creen que consiste el humor, sino en la caricatura de todo, hasta lo más sagrado? Por hacer algo, el PSE ha pedido la retirada del programa de la web digital por “presentar una imagen insultante hacia el resto de España”. Es decir, censura, ley mordaza. ¿Quién fija los límites de lo risible? ¿Nos asimilamos a los talibanes atacando a humoristas y creadores? ¿Avinagramos el entorno, extirpamos la transgresión?
ETB hizo el mayor tributo al humor político con Vaya Semanita, lo que jamás agradeceremos lo suficiente. Pasamos de dar miedo a dar risa. La película 8 apellidos vascos y su secuela 8 apellidos catalanes fueron motivo para el cachondeo de lo vasco y catalán en España. Se partieron el culo a nuestra costa. También con Allí abajo, en Antena 3. Todo muy saludable. No es mala idea que se haga ahora 8 apellidos españoles. Sonrían, por favor.