NADA que imputarle al colegiado José Luis González González sobre las pocas jugadas polémicas del Barcelona-Athletic y solamente en algunas fases del juego fue algo palomo, que quiere decir que ante la duda, siempre señaló a favor de la corriente, para no crearse problemas.
Lo más destacado fueron dos acciones. En el minuto 21, Piqué agarró a Raúl García fuera del área, por lo que la tarjeta que recibió fue correcta. Pero ya en el minuto 44, el árbitro no se atrevió a sacarle la segunda cartulina al central del Barcelona cuando entró con los dos pies por delante al borde del área, derribando a Raúl García, y que acarreaba la expulsión.
En el minuto 34, no hubo penalti de Williams, ya que tocó el balón con el cuerpo. Sin embargo, en el 39 sí existe agarrón de Balenziaga sobre Aleix Vidal, y la falta, bien señalada, acabó con gol de Messi. En el 48 no hubo penalti de Iturraspe sobre André Gomes, quien cayó buscando la falta. Ya en el 68, el gol de Aduriz estuvo bien anulado, porque hubo fuera de juego previo de Williams. Por último, en el 92 no hubo penalti de Iraizoz en su salida con el puño sobre Alcácer, ya que previamente tocó el balón un compañero, que lo mandó a córner.
Es importante que Laporte, habiendo visto una tarjeta, no proteste a los árbitros de manera continuada, dado que le puede costar la expulsión. Y es que no todos los árbitros son iguales a la hora de que los jugadores protesten. Quiero decir que otro día podría ser expulsado.