EN un partido plano y donde el juego no existió, los mayores problemas a los que se enfrentó Del Cerro Grande estuvieron en el área del Alavés. Concretamente en las jugadas en las que los defensas babazorros intentaron fijar a los atacantes del Athletic. Pero el colegiado madrileño intentó que todo marchara con deportividad. Y a duras penas lo consiguió, porque en el duelo que protagonizaron Aduriz y Laguardia saltaron chispas en varios momentos. Por suerte todo acabó en un apretón de manos entre los protagonistas. Al margen de los agarrones, empujones y demás acciones que aguantó el delantero rojiblanco, hay que decir que Aduriz se mete en todos los líos. Hasta el punto que el rifirrafe entre Mikel Rico y Deyverson, con el árbitro con la tarjeta amarilla en la mano, se pasó al protestar y Del Cerro Grande se la mostró a él y se la perdonó a los otros dos. Tiene que estar más tranquilo el pichichi del conjunto bilbaino, porque parece que los árbitros ya le han apuntado la matrícula. En cuanto a las jugadas polémicas del encuentro, únicamente mencionar dos acciones. En el minuto 55, Markel Susaeta entra en el área y se deja caer cuando siente el brazo de Laguardia. No hubo nada punible, por lo que el colegiado acertó. Un cuarto de hora después, tampoco hay penalti en el momento que Feddal entra a Aritz Aduriz. En resumen, aceptable arbitraje aunque se pasó al dialogar con los jugadores.