LA verdad que lo que hace que un árbitro sea mejor que otros es cuando en las áreas no duda en pitar penaltis que existan, y ayer en San Mamés hubo dos muy claros, uno discutible y otro que pitó Hernández Hernández por agresión.
La primera acción se produjo en el minuto 18. Pareja agarra del cuello a Laporte dentro del área, aunque también parece que el defensa del Athletic sujeta al jugador sevillista de la camiseta. En definitiva, acción dudosa. En el 39, Iborra, dentro del área, pone las manos por delante de la cabeza y despeja con ellas el balón. Penalti no señalado, ya que engaña al colegiado. Es la segunda vez que le ocurre al árbitro, puesto que en el campo del Espanyol, en Cornellá-El Prat, tampoco señaló una mano de Sergio Ramos en una acción similar. Penalti no pitado. La tercera situación llegó en el minuto 62, y también es de Pareja, que agarra, sujeta y derriba a Raúl García dentro del área. Penalti muy claro que Hernández Hernández no señaló. Y sí señaló como penalti la cuarta, la acción de Sirigu a Aduriz cuando después de saltar en falta el jugador del Athletic, el portero le mete un codazo intencionado en la espalda al delantero con el que se autoexpulsó y el colegiado indicó el correspondiente penalti.
En lo demás, Hernández Hernández llevó el partido entre el Athletic y el Sevilla por buenos derroteros. En las equivocaciones, las repartió, pero el colegiado debe ser más decidido dentro de las áreas. En mi opinión y a modo de conclusión de la actuación, Hernández Hernández no aprobó en sus funciones.