LA gente puede protestar lo que quiera, pero lo que sí es verdad es que Gil Manzano no lo hace nada mal con el Athletic. Además, el conjunto rojiblanco tiene suerte con el colegiado extremeño, ya que ha ganado ocho partidos cuando le ha dirigido, empatando uno y perdiendo otro. Creo que los números son muy positivos. Gil Manzano controló el partido y para ello tuvo que ser inflexible con las tarjetas. Mostró un total de ocho amarillas, cuatro para cada equipo. Y pudieron ser muchas más. Por ejemplo, Raúl García vio una amarilla en el minuto 18 por protestar de forma un tanto airada y poco después pudo ver la segunda por el mismo motivo. Tuvo suerte en centrocampista navarro. Antes de que Aduriz lograra el primer gol, existe una falta de Gayà a De Marcos. El lateral ché le pisó el tobillo al rojiblanco, pero el árbitro no señaló nada. Nada que objetar al tanto del donostiarra. Se desmarcó a la perfección del rival que le seguía y conectó de cabeza de forma ejemplar. En el minuto 41, Beñat asiste a Aduriz con un pase milimétrico y el atacante del Athletic arranca en posición reglamentaria. Un gol totalmente válido. Los pequeños errores que cometió Gil Manzano se debieron a la intensidad con la que actuaron los jugadores en buena parte de las jugadas. Mención especial requiere la pugna que mantuvieron Mangala y Aduriz. Hay que decir que no siempre hay que sacar tarjeta cuando hay contacto con los brazos. Aunque es verdad que el central del Valencia sacó a pasear el codo en más de una ocasión. Con todo, creo que Gil Manzano mereció un notable.
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