LA actuación del polaco Pawel Raczkowski la podemos calificar de buena, ya que no tuvo ninguna clase de problemas durante todo el partido, entre otros motivos porque parecía que los jugadores del Athletic estaban todavía de pretemporada. El de la tarde de ayer fue el clásico partido que cualquier colegiado querría arbitrar. No hubo ninguna sola jugada digna de mención en el área del Sassuolo salvo una volea de Aduriz en la que el delantero reclamó penalti, pero a pesar de que se vio que el balón golpeó en el brazo de Cannavaro, este lo tenía pegado al cuerpo, por lo que no existió pena máxima.

Algunos jugadores rojiblancos se enfadaron porque durante el partido les señalaron hasta seis fueras de juego, pero fueron todos aciertos de los jueces de línea polacos.

La verdad es que tampoco no hubo que recurrir a ninguna reclamación en los tres tantos del Sassuolo, que fueron totalmente legales.

Me gustaría destacar la tontería que hizo Raúl García en el tiempo de descuento, pues vio una cartulina amarilla que igual tendrá que lamentar en el futuro cuando el Athletic se esté jugando puntos importantes para su clasificación para la siguiente ronda.