EL esloveno Damir Skomina hizo un arbitraje sibilino, que no es otra cosa que arbitrar a favor de corriente. Señaló muchas entradas sin importancia y, sin embargo, pasó por alto y dejó de pitar cuando le beneficiaban al Athletic. Además, perdonó más tarjetas al Sevilla que al conjunto bilbaino y para colmo, no vio tres córners clarísimos a favor del Athletic. También es verdad que pasó por alto alguna de las protestas de los leones durante todo el encuentro. En cuanto a las jugadas más conflictivas, decir que en el segundo minuto de juego, el balón le pega en el dorso a Balenziaga y luego en el brazo. La acción se produjo dentro del área, pero no fue penalti, por lo que acertó en este caso. En el 67, hay una falta de San José a Gameiro en primera instancia. Se produce fuera del área y luego el centrocampista navarro se pone delante del delantero francés para impedir que le supere. Existió falta y el colegiado no señaló nada. Aquí sí que benefició al Athletic. Pero paso por alto un empujón muy claro sin balón de Rami a Viguera que pudo suponer la segunda tarjeta amarilla del jugador del Sevilla. Skomina hizo un arbitraje desigual y de nivel bajo para la categoría que debió tener al tratarse de unos cuartos de final de la Europa League.
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