LO hace fácil el árbitro extremeño. Y ayer lo demostró en San Mamés ante la avalancha del Rayo Vallecano en la segunda parte. Gil Manzano supo diferenciar entre lo que era una disputa y lo que era una acción con mala intención. Además, tengo que agradecerle que al cuarto de hora de juego amonestara a Baena y Raúl García por un pique que tenían entre ellos. Fue claro y así zanjó de una vez cualquier roce que pudo suponer la segunda tarjeta para ambos jugadores. Aunque hay que decir que el futbolista del Rayo la rozó en la segunda parte en varios momentos. Solamente tuvo un lunar el colegiado de Don Benito. Creo no equivocarme. Fue en el minuto 7. En una jugada de ataque del conjunto rojiblanco, Crespo tiene el brazo separado del cuerpo e intercepta el balón dentro del área tras un disparo de Susaeta. No intenta quitarlo y creo que el asistente debió verla, ya que tenía la jugada encima. Fue un penalti claro. Por lo demás, Gil Manzano fue neutral en todo momento, supo aplicar la ventaja con criterio y amonestar después al infractor. Se le ve al árbitro extremeño que cada día va cogiendo más tablas en Primera División, algo que agradecen los equipos que le toca dirigir.