EL árbitro inglés Mark Clattenburg encontró un campo y un ambiente como si estuviese en Inglaterra, su casa, sobre todo, por el desarrollo del juego, con entradas fuertes al balón y con contacto pero que cada jugador supo asumir como normal, porque no protestaron.
Hubo dos jugadas polémicas, una en el 30, en la que Gameiro cayó en el área, que me crea dudas; la segunda, en el 36, cuando Gameiro vuelve a caer en el área, pero en este caso no existe nada. Si bien, perdonó el colegiado dos tarjetas, una a Krohn-Dehli, por una entrada a Williams y otra a Krychowiak por una zancadilla a Aduriz, pero estas acciones se suelen pasar cuando el partido va bien.
Sí tendríamos que echar la culpa al asistente en el segundo gol del Sevilla, el de Iborra, porque aunque sea por poco, está en fuera de juego. Pero esto hay que cargárselo al asistente, no al bueno de Clattenburg, que dejó jugar, marcando los tiempos en el plano disciplinario.