Desde el reducto de libertad que representa la tarea universitaria, con humildad, reconocimiento y absoluto respeto al trabajo desarrollado por cada una de nuestras universidades, quisiera proponer un reto pendiente: convertir nuestra suma de buenas universidades en un verdadero sistema universitario al servicio de la sociedad. Fortalecer el papel de nuestras universidades, tal y como demanda nuestra Ley del Sistema Universitario Vasco y mejorar su calidad es clave para nuestro principal valor, base además de todo proceso productivo: nuestros jóvenes y su formación.

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