Dshubeir, la estrella política emergente saudí
EL nombramiento de Adel Ad Dshubeir como nuevo ministro saudí de Asuntos Exteriores evidencia el continuismo de la política internacional de Riad. Porque Dshubeir no era hasta ahora solo el embajador árabe en los EE.UU. (desde 2007), sino un auténtico político-bisagra que inspira la máxima confianza en Washington y en el reino saudita, donde goza de un prestigio personal enorme y de toda la confianza de la familia reinante. Se puede decir que es el exponente máximo de la apuesta de su país por la amistad con Norteamérica.
El “americanismo” de Dshubeir es patente en todo el mundo islámico hasta el extremo de que Al Qaeda intentó asesinarlo en Washington en 2011, un intento que resultó fallido tanto por los errores de la organización terrorista como por las medidas de seguridad estadounidenses.
Dshubeir, nacido el año 1962, es hijo de un diplomático saudí y pasó los primeros años de su vida en el extranjero: Alemania, Estados Unidos, Líbano y Yemen. Desde el año 2000 está estrechamente vinculado a la familia reinante, cerca de la cual ha ejercido siempre de consejero en materia de política internacional.
Su inteligencia excepcional luce muchísimo por su gran talento oratorio y también por la eficiencia de su gestión. Lo segundo hizo que fuera el portavoz saudí durante la intervención militar norteamericana en el Oriente Medio Tormenta del Desierto -una operación que generó muchas críticas contra Arabia Saudí en el mundo musulmán-. Y lo tercero fue prácticamente la causa de que el número de estudiantes árabes en los Estados Unidos sea hoy de cerca de 100.000, diez veces más que antes de que él asumiera la embajada de Washington.
El planteamiento proamericano de Dshubeir se complementa, coherentemente, con unos postulados de política nacional e internacional muy conservadores; tan conservadores que le ha ganado el odio del terrorismo suní (Al Qaeda) tanto como el del islamismo chií. Unos y otros temen que ahora se forme en Riad un eje ultraconservador basado en la cooperación entre Dshubeir y el ministro de Interior y nuevo príncipe heredero, Mohamed Bin Nayef. Por cierto, este último también fue objetivo -en 2009- de un atentado frustrado de Al Qaeda.