Euskadi no le gustanlas mañanas. Es lo quese deduce de la programaciónde su televisiónpública, que casi nunca se hainvolucrado en ofrecer a los ciudadanosuna parrilla sabrosahasta las dos de la tarde, quizásporque ha preferido potenciar aesas horas sus emisoras deradio. En términos gastronómicosla abstinencia matutina deETB sería equivalente a dejarsin desayunar a los vascos,incluso sin hamaiketako, paracentrarse en el atracón delalmuerzo y la cena. ¿Qué sentidotiene semejante privación?Ha vuelto a suceder. Cuandohace dos años ETB se lanzó acomerse la mañana por primeravez en tres décadas, creó unespacio de debate, ETB Hoy,primero presentado por AdelaGonzález y después por SilviaIntxaurrondo. Era una apuestabien condimentada para ganarseal espectador que deambulabapor los canales estatales enbusca de alimento informativoy opinión. Y cuando todo indicabaque los directores tendríanpaciencia para que seconsolidara la tertulia de actualidada media mañana, handecretado que volvemos al ayuno.Se acabó la discusión: ETBhoy desaparece a final de año.

Para un programador es fáciljustificar la muerte de un formato,por su baja audiencia o elcambio de gustos del espectador;pero pueden existir motivosocultos. A veces estratégicos, deinvolución económica o simplementepersonales. Los que cocinanla parrilla audiovisual creenque hay empacho de opiniónsocial en nuestra televisión y quees mejor dejar las mañanas parala Sexta y Cuatro, de genuinolabel vasco. En ETB piensan quela gente no tiene apetito a esashoras, de manera que regresamosa los novedosos episodiosde Bonanza y la serie vanguardistaSe ha escrito un crimen,patrocinada por Emakunde. Nosvamos a negro cuando más luceel día. Si ETB fuera una bodegaproduciría solo vino de año,porque carece de perseveranciapara los productos maduros.

Probablemente, también prefierelas patatas a las trufas. Total,que aquí no se come ni se bebehasta que llega el teleberri delas tres, cuando suena la campanade Pavlov. On egin!